La mayoría de los padres llevan los niños al dentista o al oftalmólogo para revisiones periódicas, pero no piensan que sea necesario hacerle revisiones periódicas de su columna vertebral.
A menudo cuando entran en la consulta y ven o escuchan bebés y niños pequeños suelen preguntar: ¿Qué le duele al pobrecito?Se sorprenden cuando les contestamos que no les duele nada. Sus padres los traen para revisión de la columna. Han entendido que la columna vertebral es esencial para crecer y mantenerse en óptima salud, física y mental.
Además de ser el eje central del esqueleto, la columna vertebral es el estuche protector de la médula espinal. Casi todas las señales nerviosas que van y vienen desde el cerebro hacia el resto del cuerpo y viceversa pasan por la médula y por las 31 raíces nerviosas espinales.
Estas raíces o nervios espinales salen de la médula y pasan entre las vértebras. Luego se dirigen hacia la piel, los músculos, tendones, ligamentos, mucosas, bronquios, pulmones, corazón, estómago, hígado, vesícula, páncreas, intestinos, riñones, órganos reproductores y glándulas.
Lógicamente cuanto mejor alineadas estén las vértebras, mejor comunicación de las señales nerviosas desde el cerebro hacia todas las partes del cuerpo.
Las primeras subluxaciones vertebrales se suelen producir durante el parto. Es frecuente que entre los bebés que visitamos, encontremos subluxación de la primera vértebra cervical, también llamada atlas, y bloqueo del movimiento occipital. Posiblemente debidos al trauma de nacimiento.
¿Por qué suceden los traumas durante el parto?
En la mayoría de las ocasiones, el parto en el mundo occidental es un poco antinatural. La madre está tumbada con las piernas hacia arriba e intenta empujar fuerte para expulsar el feto. Está empujando un peso de 3 – 4 kg contra la gravedad. Además, con frecuencia, la madre no nota casi nada porque se le ha aplicado anestesia epidural.
Evidentemente es muy difícil empujar un peso contra la gravedad. Por lo tanto, cuando se presenta la coronilla, se necesita traccionar girando la cabeza y cuello del bebé con fuerza para poder sacar los hombros y el cuerpo. Se estima que esta fuerza de tracción es de aproximadamente 20 – 25 kg. En algunos casos se necesitan fórceps o ventosa y esa fuerza es aún mayor.
Un parto natural sería en posición de cuclillas. Resultaría mucho más fácil y menos traumático, siempre y cuando la madre no tenga subluxaciones de las articulaciones sacroilíacas e íleo púbicas: los huesos de la pelvis.
Las subluxaciones pélvicas son habituales y se pueden deber a viejos traumas (caídas o resbalones), olvidados y asintomáticos. Por esto recomendamos revisiones y tratamientos quiroprácticos a todas las embarazadas. https://www.angelaolaru.com/?s=embarazo
En los partos por cesárea puede haber trauma
Muchos padres piensan que sus hijos no han sufrido trauma durante el parto porque nacieron por cesárea.
Cuando se practica la cesárea, se hace un corte transversal en la parte baja del abdomen para acceder al útero. En la mayoría de los casos se introducen dos espátulas o fórceps, que agarran la cabeza, y se tracciona con una fuerza de aproximadamente 25 – 30 kg para sacar el cuerpo del bebé. A veces la extracción resulta difícil así que la fuerza de tracción y rotación es mayor.
Cuando cogen en los brazos su bebé, apenas nacido, los padres tienen mucho cuidado en proteger su delicada cabecita y cuello. ¿Os imagináis colgar de su cabecita un peso de 25 kg aunque fuera durante pocos segundos?
Afortunadamente, hoy en día la gran mayoría de los bebés sobreviven al parto visto que nacen en condiciones de perfecta higiene y atención médica profesional.
Posibles efectos de estos traumas
- Dormir con la cabeza siempre del mismo lado porque tienen dificultad en girar hacia el otro.
- Llorar cuando se les cambia la posición de mamar.
- No tener fuerza para succionar, se cansan rápidamente y maman poco. Enseguida tienen hambre y lloran de nuevo.
- También suelen dormir poco y están irritables y ‘nerviosos’. A menudo se tuercen llevando la cabeza hacia atrás en un intento instintivo de desbloquear el occipucio y el atlas.
Recuerdo el caso de una niña, bebé de 8 semanas, referida por una pediatra, amiga de su familia. La niña lloraba continuamente desde que nació. Según me contaron los padres no había dormido ni una hora en su cuna. Solo se tranquilizaba a ratos en los brazos. Ambos padres estaban agotados.
Cuando la examiné, encontré las típicas subluxaciones del atlas y occipucio y le hice un primer ajuste. Lloró durante unos minutos y luego, como por arte de magia, se quedó dormida. La pusieron en el carrito y según me contaron durmió casi 10 horas seguidas. Al día siguiente los padres, me dijeron que su abuelo, médico cirujano en un hospital cercano, les preguntó bromeando: ¿qué le hizo esta doctora a mi nieta, le puso diazepam intravenoso?
En mis 29 años de clínica he visitado y ajustado infinidad de bebés. La mayoría mejoraron después de las primeras 2 o 3 sesiones. No obstante, algunos necesitan más. Esto depende de la edad, del historial clínico y también de otros factores.