La Medicina Funcional es un modelo centrado en el paciente, que identifica de forma individualizada las causas que están en la raíz de las enfermedades crónicas y problemas de salud propios de nuestro tiempo.
Las deficiencias nutricionales por una mala alimentación, el estrés mantenido, o la exposición a tóxicos medioambientales, son algunos de los factores que contribuyen a la disfunción de la inmunidad y generar una inflamación crónica silente.
Conocer el estado de la microbiota es cada vez más esencial para regular y modificar los patrones que favorecen la inflamación.
Pruebas analíticas específicas y un análisis funcional de heces permiten conocer en cada paciente las necesidades de nutrientes así como el uso de los prebióticos y probióticos adecuados, para restablecer el buen funcionamiento de los diversos órganos y sistemas.
La Medicina Funcional permite identificar y modificar los desequilibrios bioquímicos para prevenir y tratar enfermedades crónicas cardio-metabólicas, autoinmunes, digestivas, diabetes, detoxificación deficiente y alteraciones hormonales.
Utiliza medidas terapéuticas como la alimentación, los complementos nutricionales, la oligoterapia o la microinmunoterapia, sin riesgo para la salud de la persona.